Una nueva creación - Galatas 6:15
“Lo que importa es que hayamos sido transformados en una nueva creación”
En 2 Cor 5 leemos que aquel que está en Cristo es una nueva creación...y en Efesios 2 que somos la obra maestra de Dios. Él nos creo de nuevo en Cristo Jesús para que hagamos las cosas buenas que había preparado para nosotros tiempo atrás.
Las implicaciones de todo esto son extraordinarias pues destacan que esto es algo hecho por Dios mismo. Algo de lo que nadie puede llevarse el crédito sino solo Dios. Distinguiéndose nuevamente así el rol del creador activo y el de la criatura pasiva o receptora de una acción.
Por medio de Cristo ha tomado lugar nada menos que una nueva creación. Y Dios ha dejado una vez más el mejor vino para el final: Su obra maestra es la persona cristiana.
El gran problema es que la persona cristiana puede no vivir según las revolucionarias implicaciones del Evangelio. Esto a veces por ni siquiera entender lo que ha tomado lugar a su favor, y no echar mano así de tan maravillosa buena noticia. Y a veces por regresar a viejos patrones al perder precisamente de vista que lo viejo pasó y ahora todo ha sido hecho nuevo.
La vida Cristiana es algo completamente diferente, no solo porque es distinta sino también porque se la vive de manera distinta. No según la carne, entiéndase en mis fuerzas o según mi mejor esfuerzo, sino según el Espíritu, creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano. Así que hay algo nuevo pasando ahora, y debo internalizarlo y apropiármelo.
Vivir según la carne o vivir según el Espíritu: esa es la cuestión. Son dos mundos completamente distintos.
Darnos su Espíritu a nosotros los gentiles, fue algo increíble para los judíos pues se dieron cuenta de que aún siendo perversos gentiles (sin ninguna de las prácticas religiosas de los judíos), Dios les dio Su Espíritu. En otras palabras, lo que Dios hizo en Cristo era suficiente para permitírsenos ahora ser la morada del Dios Santo. Y ahora ese Espíritu Santo viene a hacer algo extraordinario en mí - una nueva realidad o creación, su propia vida, sus fuerzas, su perfecto amor llenando las necesidades más profundas de mi alma. El Espíritu Santo nos ha sido dado y es relevante para toda la vida.
La vida según el Espíritu. Y esta vida se traduce en la práctica a:
Confiar (depender) en Él
Esperar en Él
Orar a Él
Permanecer en Su Amor
No puedo controlar al Espíritu; se trata de una persona, y como con toda persona estoy supuesto a escucharle y hablarle, esperar por él. Pero siendo que es como ninguna persona que conozco, debo confiar plenamente en él pues sé bien que se lo ha ganado. Y en ello consiste tanto el descanso como la libertad que estoy supuesto a disfrutar, en la plena confianza en él.
Y esa es la llenura del Espíritu Santo, que el mismo tenga el control. Y si el Espíritu Santo no controla mi corazón, entonces lo controlará el miedo o cualquier otra cosa. O sea, no es tanto que yo controlaría mi corazón, es más bien que lo controlarían mis miedos, mis amarguras y mis deseos de venganza.
Oh Dios, lléname con tu Espíritu Santo, quiero que te salgas con la tuya, y que tu manera de ser y de vivir sea mi norte. Descanso en que tú siempre sabes lo que es mejor, cómo es mejor y cuándo es mejor.
Les amo
Pastor Javier