¡Siempre existe una salida!
La temporada de Cuaresma comienza con el miércoles de ceniza (saludable recordatorio de que somos polvo y al polvo volveremos), que este año cae el 1 de marzo, y culmina el 13 de abril. La Cuaresma consiste de los 40 días previos al viernes Santo, sin contar los domingos. Observar la Cuaresma consiste en hacer el ejercicio consciente de darnos cuenta de esas áreas de nuestras vidas en las que nos hemos alejado poco a poco de Dios. Lo que se procura es que una vez identifiquemos dichas áreas, REGRESEMOS A DIOS con decidido entusiasmo, y renovada pasión, dando una media vuelta definitiva a la que todos conocemos como Arrepentimiento. Como resultado o fruto de dicho regreso a Dios, experimentaremos una maravillosa libertad de todas aquellas cosas que recientemente habían llegado a poseernos (sino a esclavizarnos), incluso inadvertidamente. La gloriosa libertad que el Evangelio ha hecho posible, requiere no obstante la continua vigilancia de quienes la disfrutan. Y vigilamos por medio de nuestras disciplinas espirituales. De ahí que una devoción más profunda esté en orden. En una época tan difícil como la que nos ha tocado vivir, propongámonos que esta temporada de Cuaresma realmente cuente.
No es para menos, la temporada de Cuaresma y la Semana Mayor nos ofrecen la más extraordinaria de las razones para recuperar la esperanza. Una tumba recién estrenada el viernes, sellada y bien vigilada, amaneció no obstante abierta y vacía el domingo en la mañana. Piénsalo, gracias a la muerte y resurrección de Jesús, ¡siempre existe una salida!
Les amo porque los amo,
Centrado en la Buena Noticia,
Su Pastor