Zacarías está frente al altar de incienso cuando repentinamente y de la nada, allí estaba cuan alto era (parado a la derecha del altar), ¡alguien! Y casi se le detiene el corazón a Zacarías. Inmediatamente escucha las palabras que cada ángel necesita decir en un encuentro cercano con seres humanos - "no tengas miedo". Acá entre nosotros, qué bueno que no le dijo "¡BUH!"
Piénsalo, Zacarías llevaba décadas orando y nada, y de repente Dios responde, y casi mata al hombre del susto. Zacarías pide un hijo, Dios le da un profeta, y ni siquiera podrá decidir cómo se llamará. Juan es su nombre. Tú tienes planes, Dios tiene planes.
Eugene Peterson escribe: "Pienso que es significativo que, en la presencia de una historia, ya sea que la estemos relatando o escuchando, nunca tengamos la sensación de ser expertos. Existen todavía muchas cosas que no sabemos, demasiadas posibilidades disponibles, demasiado misterio y gloria. Hasta la más sofisticada de las historias tiende a sacar a relucir El Niño en nosotros: expectante, perplejo, interesado, deleitado. Es por eso que es la forma predominante para la revelación Bíblica, y es la razón por la cual nosotros los adultos, a quienes nos agrada posar como expertos y sabios administradores de la vida, preferimos tan a menudo explicaciones e información. En cierta manera el evangelio es una historia algo extraña, nos dice muy poco sobre lo que nos interesa en las historias. Por ejemplo, casi no aprendemos nada de lo que nos gustaría saber acerca de Jesús. No hay descripción alguna de su aspecto. Se nos dice poco sobre su familia y educación, o de su manera de pensar política. No podemos descifrarlo, tampoco podemos descubrirlo, ni lo entendemos en nuestros propios términos. Jesús no es un artículo del consumidor. Y al mismo tiempo, no hay nada en la narración que nos permita quitar nuestra atención de Jesús. Ni siquiera cuando es apenas un niño, incluso ahí cuando ni siquiera puede hablarnos ni enseñarnos ni hacer milagros de sanidad, incluso entonces nos quedamos boquiabiertos en su presencia. Los ángeles hablarán por él, y los pastores nos indicarán el momento en que debemos arrodillarnos. Su propia madre nos dará un significativo y acertado ejemplo a seguir - guardando todas aquellas cosas en su corazón."
JESÚS, mientras más nos lo explican menos podemos comprenderlo, menos podemos controlarlo, pero más podemos maravillarnos. Tú y yo queremos vivir para algo incomprensiblemente grande, ¡nacimos para eso! Y este vivir para alguien incomprensiblemente grande se conoce como adoración. Esta Navidad re-descubre la maravilla, y ¡adora! No tienes que entenderlo del todo a Jesús, nadie puede, pero puedes llenar tu mente con él. Puedes ¡ADORARLO!, todos pueden. No se trata de una invitación a no pensar, se trata de una invitación a pensar más, y a maravillarte más y más ante el verdaderamente incomprensible; el mismo que sin embargo...te comprende. El único en control absoluto de La Historia.
¡Feliz Navidad!