Amada iglesia,
Como es de todos sabido, desde este próximo sábado 22, entra en vigor una nueva orden ejecutiva que incluye aspectos relacionados al uso de nuestros templos. Esta nueva orden había provocado especulaciones antes de su comunicación oficial así como varias reacciones entre algunas iglesias y denominaciones en el país. Nosotros, no obstante, entendimos prudente esperar hasta su anuncio oficial para expresarnos.
Permítanme antes decir algo respecto a dichas especulaciones y reacciones. Especialmente porque en un ambiente tan difícil y tan cargado como en el que nos ha tocado a todos vivir estos últimos años, tenemos sentimientos y reacciones acumuladas a flor de piel, y es comprensible.
Solo quisiera recordarles con mucho amor y humildad que en nuestra reacción como iglesia a cualquier potencial afrenta (sea de parte de las autoridades, la comunidad en general o a esos efectos de cualquiera) está en juego también nuestro mensaje central. Y es que nuestra reacción, al ser provocados o incluso tratados injustamente, dice mucho acerca de nosotros y en especial acerca de nuestro mensaje. Por favor, recordemos además que como iglesia, en este mundo roto deberíamos esperar que tarde o temprano enfrentáremos oposición (sea esta velada o explícita). Y no se trata de que dejemos que nos pasen por encima, sino más bien de cuál es nuestra estrategia para resistir al mal. Y esa estrategia será siempre hacer el bien, con astucia y con mansedumbre, pero será siempre hacer el bien. Aun cuando se lo sienta temporeramente a veces como derrota o pérdida. Acumulando ascuas de fuego sobre la cabeza de nuestros enemigos, para que eventualmente les pueda arder la cara de vergüenza por habernos tratado mal. A veces incluso llevando la carga por una milla adicional a la solicitada por el soldado.
La protesta y la desobediencia civil informada por el Evangelio tiene su lugar en la experiencia cristiana; pero esta no usa la violencia (ni siquiera con palabras ni con actitudes), ni tampoco amenaza, ni ofende ni se vale del cinismo. Y a veces prefiere incluso perder una discusión si con ello gana una relación. Pues sabemos que detrás de cada enemigo vive un potencial hermano y que la verdad en amor es el más poderoso disuasivo al debatir, no el miedo, ni la palabra áspera.
Como vuestro pastor es mi parecer que, en este momento, no tenemos razón alguna para cambiar nuestra postura de llamarles a respetar y observar la nueva orden ejecutiva que en breve estará vigente, según esta fuera comunicada ayer en la tarde.
Les amo,
Pastor Javier Gómez Marrero